Modelos de innovación, crowdfunding y el pinchazo de Theranos

Retomo la costumbre de hacer una breve revista de blogs con los temas más destacados de la semana que, en esta ocasión, nos permiten reflexionar sobre la necesidad de repensar las políticas institucionales de transferencia de conocimiento o volver sobre el rol que el crowdfunding puede y debe tener en la financiación de la ciencia, entre otros. ¡Espero que sea de vuestro interés!

Susana Borrás, profesora de innovación y gobernanza en la Copenhagen Business School, habla en su blog sobre la direccionalidad de la transferencia de conocimiento en las universidades. Frente a la visión tradicional de las universidades como generadoras de un conocimiento que, casi por imperativo categórico, se transfiere a su entorno social y económico y se convierte en innovación, Borrás propone que los actores de dicho entorno -empresas, administraciones públicas, organizaciones no gubernamentales…- deben implicarse en el propio proceso de transferencia y de producción de este conocimiento, estableciendo así un modelo bidireccional.

Este planteamiento no es especialmente novedoso. Está implícito en la concepción sistémica de la innovación y resulta coherente con el enfoque abierto y participativo de la misma, de «moda» desde hace un tiempo. Sin embargo, la bidireccionalidad de la que habla Borras y los mecanismos para ponerla en práctica en las universidades son, con frecuencia, deficientes, por lo que es más que oportuno ponerlos sobre la mesa.

Lydia Gil, en su blog Social media en investigación, realiza una interesante entrevista a Isabel Méndez, técnico del Departamento de Participación Privada de I+D+i de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y responsable de la plataforma de crowdfunding científico Precipita. El crowdfunding en ciencia es un tema que despierta pasiones enfrentadas y del que ya nos hemos hecho eco anteriormente en el blog. Mientras hay quien lo considera como una vía de obtención de fondos ineludible, sus críticos consideran que son los estados quienes deben asegurar la financiación de la investigación científica, puesto que los ciudadanos ya pagan impuestos para ello.

Méndez se felicita de haber «recaudado más de 328.000€ con una aportación media de 80 euros por donación y más de 3.500 donantes». ¿Es mucho o es poco? Por aportar un poco de contexto, la puesta en marcha y la promoción de Precipita ha costado un total de 102.400€, como se puede consultar en el perfil del contratante de la FECYT, a lo que se podría sumar 131.500€ destinados a la contratación de servicios de diseño, desarrollo y ejecución del un programa de formación y asesoramiento en fundraising para centros de investigación.

En otro orden de cosas, el blog de la OEPM en Madri+d explica, con la claridad a la que nos tiene acostumbrados, el tratamiento que la nueva Ley de Patentes 24/2015 hace de aquellas invenciones que puedan ser de interés para la defensa nacional y las principales diferencias respecto a lo que disponía la anterior Ley de Patentes 11/1986. Destaca que la nueva ley clarifica los procedimientos y plazos aplicables, tanto en lo relativo a la evaluación de dicho interés por parte de la OEPM y del Ministerio de Defensa, como a la autorización para presentar una solicitud de patente prioritaria en el extranjero.

Y terminamos hablando de Theranos, la empresa biotecnológica estadounidense cuya burbuja «pinchó» la semana pasada. Miguel Ángel Máñez publica en su blog Salud con cosas un artículo del Dr. Enrique Rodríguez-Borja, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, quien analiza las dudas sobre la tecnología de análisis de sangre de Theranos que han llevado a poner en cuestión el propio futuro de la empresa, y nos abre una reflexión sobre hasta qué punto un negocio fundamentado en falsas evidencias científicas puede ser viable.

¡Feliz semana!

2 comentarios

Lydia Gil 19 abril, 2016 Contestar

Hola Óscar,

Muy interesante las dos cifras que mencionas para aportar contexto a la cifra recaudada por Precipita. Cuando preparé la entrevista, la verdad es que fue un detalle que no tuve en cuenta.

Muchas gracias por la mención!

Que tengas un buen día!

Óscar David Sánchez 19 abril, 2016 Contestar

Hola Lydia, muchas gracias a ti por tu mensaje y tu blog.

Personalmente, creo que el crowdfunding en ciencia tiene un impacto muy limitado.

Por otra parte, como los propios resultados de Precipita demuestran, su alcance se limita a proyectos en salud y/o con un claro componente emocional. Puede servir de acompañamiento para determinados proyectos y su valor, creo, está más en la implicación ciudadana que en la aportación económica en sí.

El crowdfunding sería un caso particular del mecenazgo y de la financiación privada de la ciencia, en la que sí hay camino por recorrer y medidas que la administración podría abordar, como la elaboración de una ley que incentive esta última de manera efectiva.

Un abrazo!

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